La jornada laboral de ocho horas y su origen

La jornada laboral de ocho horas y su origen

El próximo 3 de abril se cumple el centenario del Decreto gubernamental, que fijó la jornada laboral en ocho horas. Esta efeméride no tendría cabida en este blog si no fuera que la misma está íntimamente ligada con el sector eléctrico o, mejor dicho, tuvo su origen en una empresa de este sector.

Para ello debemos remontarnos a la Barcelona de principios de siglo XX y a los hechos que desembocaron en la fijación de la jornada laboral tal y como la conocemos en nuestros días.

Aquí aparece una protagonista muy conocida por aquel entonces, la desaparecida “Barcelona Traction, Light and Power Company Limited “que por haber sido fundada en Canadá era popularmente conocida como “la canadenca “(La Canadiense). La “Barcelona Traction” era un holding de empresas de producción y distribución de electricidad, así como de tranvías y ferrocarriles eléctricos. Su objetivo era producir electricidad y distribuirla en el área metropolitana de Barcelona (en su poder contaba con centrales eléctricas, saltos de agua y empresas de transporte como “Tranvías de Barcelona” y “Ferrocarrils de Catalunya”).

La Primera Guerra Mundial, y la muerte del fundador de la empresa en el hundimiento del transatlántico Lusitania (alcanzado por un submarino alemán), provocó que la empresa sufriera graves problemas financieros, pasando posteriormente a manos de un grupo inversor belga, que logró sanear la misma.

Pero los hechos más relevantes para este artículo se sucedieron a principios de 1919, cuando una filial de la “Barcelona Traction “, la empresa de producción eléctrica “Riegos y Fuerzas del Ebro” introdujo cambios en las condiciones laborales de sus trabajadores, lo que a su vez implicaba una reducción de su salario. Ello condujo a una protesta del personal afectado, con el despido de ocho trabajadores. Como si de una bola de nieve se tratara, la huelga inicial de una parte de la empresa y despido de trabajadores fue secundada por la totalidad de los trabajadores de esta y posteriormente por los de las empresas participadas por la “Barcelona Traction”. El descontento y seguimiento de la huelga fue creciendo hasta lograr un paro de todos los trabajadores de todas las empresas del sector.

Tal fue la incidencia que Barcelona quedó sin luz, los tranvías no circulaban y las protestas se generalizaron. Ante la gravedad de la situación, el Capitán General de Barcelona declaró el estado de guerra; se sucedieron más de tres mil detenciones y encierro de los detenidos en el Castillo de Montjuic. La escalada del conflicto condujo finalmente a una huelga general de todos los sectores paralizando por completo la ciudad.

Para reconducir la situación, el Gobierno se vio en la necesidad de pactar con el comité de huelga, integrado por los líderes sindicales del momento. Tras dos días de negociación, el día 17 de marzo, se alcanzó un acuerdo entre las partes. Se dejaría en libertad a los detenidos, se readmitiría a los huelguistas, se pagarían la mitad de los salarios dejados de percibir y la medida estrella antes mencionada: se establecería una jornada laboral de ocho horas.

Ratificados los acuerdos por las partes, el 3 de abril de 1919 el Gobierno dictó el Decreto que hacía extensible la jornada laboral de ocho horas a todos los sectores, que ha perdurado hasta la actualidad.

El final de la “Barcelona Traction”, su adquisición por FECSA por el 1 por 1000 del valor real de la compañía y la curiosa resolución del Tribunal de La Haya que no contravino tal decisión, forman parte de otro capítulo.