
23 May Transición energética y cambio climático
La Comisión de Expertos sobre Transición Energética presentó el pasado día 2 de abril el informe con propuestas para la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
La definición de una hoja de ruta para una economía hipocarbónica requerirá, según la Comisión de expertos, de un esfuerzo «colosal» de todos los agentes: ciudadanos, actores económicos y gobiernos. Nos enfrentamos, por tanto, a un gran reto que exige una profunda reflexión, para encarar los tres vértices sobre los que gira la transición: emisiones, renovables y eficiencia energética.
Resulta esencial, desde la óptica de los expertos, el establecimiento de señales correctas de precio para consumidores, lo que exigiría reflexionar sobre la adecuada formación de precios en los mercados, la instrumentación de una verdadera fiscalidad ambiental, el correcto diseño de los peajes y la voluntad de otorgar un papel activo del consumidor.
En el ámbito de la fiscalidad, se contempla que el eje vertebrador de la reforma debe ser la internalización de los costes medioambientales asociados a cada producto energético, lo que implicaría alinear la estructura fiscal con el objetivo pretendido, esto es, la descarbonización. El Informe resulta concluyente al señalar que el sistema tributario actual, en lo que al sector energético se refiere, adolece de problemas de consistencia y de falta de uniformidad.
Se plantea por ello que la reforma que deba acometerse evite la deslocalización geográfica de las industrias con presencia en el mercado internacional, que no suponga una pérdida de recaudación para las Administraciones Públicas y que no dé lugar a un incremento de la presión fiscal. Casi nada.
En cuanto al diseño de los peajes de acceso, se sugieren una serie de actuaciones para promover la asignación eficiente de los recursos energéticos.
En concreto, los costes relacionados con el suministro proporcionales a la capacidad que se desee disponer, deben recuperarse a través del término de potencia, mientras que aquellos proporcionales al volumen de energía consumida, deben recuperarse a través del término variable.
Por otra parte, los costes no relacionados con el suministro deberían financiarse desde los Presupuestos generales del Estado, como serían aquellas relacionados con la protección de consumidores vulnerables. Y también deberían financiarse a través de las arcas públicas, los costes relacionados con el suministro pasado, como es la anualidad del déficit histórico.
Respecto al funcionamiento del Mercado eléctrico, el Informe destaca la necesidad de diseñar un nuevo mecanismo de capacidad, el impulso de la participación de la demanda, bien directamente, bien mediante agregadores, en los servicios de ajuste del sistema, y el rediseño del servicio de interrumpibilidad, para garantizar el equilibrio del sistema con distintos plazos y al menor coste posible.
En cuanto a la movilidad sostenible, se apunta que el mayor potencial de descarbonización vendrá impulsado por el transporte eléctrico, mientras que desde la óptica de la eficiencia energética, la Comisión se decanta por considerar que el apoyo público debería dirigirse a actuaciones de información, y no tanto basadas en ayudas económicas.
Finalmente, en un escenario de transición energética, se pone en valor el papel de las redes, concluyendo que los escenarios energéticos presentes y futuros, en cualquier caso, demandan de las redes seguridad de suministro, competitividad y sostenibilidad.
De esta forma, las redes de distribución unidireccionales tendrán que pasar a ser bidireccionales como consecuencia del nivel de desarrollo que pueda alcanzar la generación distribuida o el autoconsumo, en combinación con los grandes centros de generación centralizada y con sistemas de almacenamiento conectados en muchos casos a redes de distribución. Ello hará que las redes sean más flexibles e inteligentes y que cuenten con un nivel de desarrollo y fiabilidad compatible con las nuevas prestaciones que les sean requeridas.
Así pues, la Comisión de expertos ha hecho el trabajo que se le encomendó. Es un primer paso -importante- para abrir el debate, analizar las opciones y valorar las propuestas con el fin de tomar las decisiones adecuadas para impulsar el cambio de modelo energético. En todo caso, convendría articularse mediante un Pacto de Estado, y amplio consenso de los agentes implicados.